Chile País de Volcanes: La Pasión por la fotografía de estos gigantes
¿Sabías que Chile es el país con mayor cantidad de volcanes activos de América? Es por este motivo que en nuestro país el turismo geológico y la fascinación que existe con los volcanes de Chile es un fenómeno cada vez más amplio y popular.
Quien sabe mucho de esto es el fotógrafo argentino Diego Spatafore, quien se ha dedicado, casi exclusivamente, a la fotografía de volcanes. La exploración de estos gigantes es su pasión y la razón por la que vuela en helicópteros para ver de cerca los increíbles cráteres de estos tremendos macizos, práctica que comenzó el año 2007, mientras estaba en sur de Chile.
Le tocó vivir la erupción del volcán Llaima el año 2008 y eso dejó una profunda huella en su vida: “Ahí fue cuando empecé esta incomprendida pasión por los volcanes. Para mí, ellos son el inicio de la vida y uno de los mayores espectáculos que nos brinda la naturaleza.”
De todos los miles de volcanes chilenos hay algunos que son parte esencial de nuestra historia, ya sea por sus erupciones, herencia geológica o significado en nuestra cultura indígena. Estos, además de ser los más visitados de Chile, son perfectos para la fotografía, como Diego nos cuenta: “Sin lugar a duda, el más simbólico de Chile, es el Villarrica, unos de los siete volcanes del mundo que tiene un pozo de lava activo que puede ser visible desde su cráter. También me gustan mucho el Sollipulli, el Puntiagudo y el Corcovado, que tienen una gran belleza.”, comenta Diego.
Su gran pasión y conocimientos se reflejan en sus imágenes, las que ha plasmado en varios libros, incluyendo su último: Terra Volcano. En este libro se puede recorrer el sur de Chile a través de sus increíbles postales, las que dibujan un relato único de nuestra geografía volcánica, incluyendo al Llaima, Villarrica, Caulle, Puntiagudo, Osorno y Calbuco.
Todos estos esfuerzos apuntan a la difusión del turismo geológico, el cual, según Diego, transformará a nuestro país en potencia mundial: “Chile es uno de los países con volcanes más activos del mundo después de Indonesia y tiene los dos más activos de Sudamérica: el Llaima y el Villarrica. La creación del geoparque Kutralkura en la Araucanía y su reconocimiento por parte de la UNESCO encaminan a Chile a liderar el turismo geológico a nivel mundial”.
Por último, esta “locura” que le provocan los volcanes, ha llevado a Diego a ser testigo de diversas erupciones. “He tenido la fortuna de ver y capturar las erupciones del Llaima 2008 y 2009, Caulle 2011, Copahue 2014, Villarrica y Calbuco el 2015 y el año pasado la del volcán Chillán.”
Él confiesa que no es fácil, que la suerte, pasión y conocimientos juegan a favor, ya que hay que “atreverse a correr en sentido contrario para poder registrar lo más lindo de esta manifestación de la naturaleza”, afirma con entusiasmo.
Si eres un fanático de los volcanes como Diego y quieres saber más, aquí revisaremos una breve guía de los volcanes más simbólicos y populares de Chile, para que todos quienes quieran adentrarse en este mundo, sepan más de los tesoros volcánicos y geológicos que tenemos, de norte a sur.
En el Extremo Norte: Guallatiri
Los lugareños lo conocen también como Huallatiri, Huallatire, Guallatire o Punata, y es un volcán milenario, cerca de la frontera con Bolivia, al extremo suroeste de una cadena volcánica llamada Nevados de Quimsachata.
Con 6.063 metros sobre el nivel del mar, no está lejos del pueblo del mismo nombre, Guallatire, una localidad prehispánica con estrechas callejuelas donde llama la atención la iglesia del siglo XVII orientada en dirección al volcán, rodeada de un muro y que tiene un precioso campanario de pináculos en las esquinas, todo pintado de cal blanca.
Además de este magnífico volcán, dentro del territorio de Guallatire, cerca del caserío de Pisarata, se encuentran las ruinas de un trapiche (molino) colonial, que funcionaba para el lavadero de oro.
Parinacota: Uno de los Dioses de los Payachatas
El volcán Parinacota conforma junto a su hermano, el Pomerape, los Nevados de Payachatas. “Dioses” ambos, según la mitología de los habitantes altiplánicos, el Parinacota es el hermano mayor, con 6.342 metros de altitud, y es una de las imágenes típicas del desierto de Atacama.
Desde el pueblo de Parinacota, la mejor manera de disfrutar la naturaleza es haciendo trekking. En el camino, el lago Chungará (a 4.500 metros de altitud, uno de los más altos del mundo) nos maravilla con su escasa pero particular fauna de chinchillas, vizcachas, vicuñas y flamencos rosados que colorean el lago con sus preciosos plumajes.
Para llegar a la cumbre del Parinacota, es necesario ascender por un glaciar con fuertes pendientes que comienza en los 5.200 metros, lo que lo hace un destino solo para excursionistas experimentados y bien equipados.
Quienes llegan a su cumbre, son premiados con la vista de un cráter de 300 metros de diámetro, cuya última erupción se calcula fue hace alrededor de 160 siglos, cubriendo los alrededores con lava y cenizas en una vastísima extensión.
Quienes no realizamos el ascenso, podemos disfrutar de la vista del volcán desde el Lago Chungará, en el Parque Nacional Lauca, el más representativo del altiplano.
El Volcán Activo más Alto del Planeta: Ojos del Salado
El volcán más alto de la Tierra, medido desde el nivel del mar hasta la cumbre o cráter es el Nevado Ojos del Salado.
Se considera activo, a pesar de no registrar erupciones en tiempos históricos. Su actividad se verifica, sin embargo, en las frecuentes fumarolas que vemos aparecer en los alrededores de su cumbre.
Con 6.893 metros sobre el nivel del mar, es el vecino mayor de una serie de montañas y volcanes que superan los 6.000 metros en esta, una de las regiones más inexploradas, agrestes y solitarias de la Cordillera de Los Andes chilena.
El Nevado Ojos del Salado es uno de los mejores sitios en Chile para el montañismo. Su ascenso es meta para escaladores de todo el mundo que lo han visitado año a año durante la temporada de ascenso (noviembre a marzo).
Hay diversas formas de hacer excursiones cuando el tiempo lo permita, las cuales pueden tomar hasta 8 días. Dos refugios, el primero ubicado a los 5.100 metros y el segundo a los 5.750 metros, facilitan un poco el difícil ascenso a los más aventureros.
Los menos aventureros nos maravillamos con la vista desde sus laderas, accesibles por la ruta internacional CH-31.
Lonquimay: El Pequeño Gran Volcán
Comparativamente, quizás el Lonquimay (“bosque tupido”, en lengua mapuche) es el menor de los volcanes de los que venimos hablado, y, sin embargo, ¡su última erupción se prolongó por más de un año, entre 1988 y 1989!
El Lonquimay, ubicado en la hermosa Reserva Nacional Malalcahuello, tiene un hermano mayor: el Tolhuaca, que con sus laderas escarpadas contrasta con el Lonquimay.
El paisaje en sus alrededores es increíble: luego de un frondoso y original bosque de araucarias, abruptamente la vegetación da lugar a un paisaje lunar de cenizas y roca, que recuerda la más reciente erupción.
Un gran mirador ofrece una vista sobrecogedora de la cumbre y del cráter lateral que emergió luego de esta erupción, el día 25 de diciembre de 1988, fecha que dio nombre al “recién nacido” cráter Navidad.
Desde el mirador y sus alrededores se dibujan en el horizonte otros volcanes que recuerdan el emplazamiento de esta región, en una zona privilegiada y conmovedora.
Las cenizas y piedras volcánicas de distintas densidades que cubrieron las laderas no han acabado con la vida: entre las piedras emergen victoriosas numerosas y diminutas flores rebeldes y resistentes como la naturaleza misma.
Llaima: Cenizas, Lago y Araucarias
Uno de los parques nacionales más espectaculares por la originalidad de su belleza, es el Parque Nacional Conguillío, que entre sus atractivos cuenta el magnífico volcán Llaima.
Su última erupción data del 2009, pero ha tenido al menos 23 eventos durante el siglo XX. Es visible desde la vecina ciudad de Temuco, a poco más de 70 kilómetros y su espectacular entorno lo hace uno de los destinos turísticos favoritos de chilenos y extranjeros.
Con un impresionante bosque de araucarias, el paisaje con lago, parque, escoriales, bosques y senderos místicos son el hogar de tesoros geológicos que datan de siglos.
Como todos los volcanes, para los mapuches el Llaima es un lugar sagrado, con fuertes dimensiones sobrenaturales. Dicen los mapuches que las entrañas y calderas del Llaima son regidas por un espíritu principal de la naturaleza, un ngen, dueño del volcán.
El ngen-winkul es el espíritu de los volcanes y los cerros. Junto con la presencia del ngen, en el Llaima vive una corte de pillanes, espíritus menores, pero sumamente poderosos.
Para los mapuches, el Llaima es, entonces, un volcán de malos augurios, en contraste con el volcán Villarrica, considerado un “volcán bueno” que genera sueños benéficos.
Diego Spatafore registró la erupción del Llaima en el año 2008 y 2009, eventos que fueron el puntapié para esta pasión que, 12 años después, aun lo acompaña. El Llaima es parte de sus colecciones fotográficas y de innumerables excursiones que se ha dedicado a organizar.
El Buen Volcán: El Villarrica
Uno de los volcanes con más registro de actividad en América Latina es el Villarrica, o Ruca Pillán (casa del pillán en lengua mapuche).
Un cono nevado casi perfecto, como los que los niños chilenos aprenden a dibujar en la escuela, el Villarrica inspira buenos sueños y el “buen tiempo”; y se relaciona simbólicamente un grupo de otros elementos positivos; los colores violeta y verde, la Luna y las estrellas.
Forma parte del Parque Nacional Villarrica y posee, además, un centro de esquí habilitado con canchas de todos los niveles y una excelente infraestructura turística.
Pero además de los deportes de nieve, en sus laderas se practica por supuesto el trekking de nieve y el montañismo. Quienes han ascendido su cumbre han visto su entorno con especies vegetales locales como el roble, raulí, coirones y lengas, además de su fauna de liebres, pumas y zorros.
Diego Spatafore reconoce que el Villarrica es su volcán favorito, ya que no sólo lo ha fotografiado innumerables veces, sino que es que también le tocó presenciar sus erupciones y, destaca, que se trata de uno de los volcanes más activos de Sudamérica.
En el Espejo del Lago Llanquihue: El Volcán Osorno
El volcán Osorno es otro de esos volcanes que parece dibujado en el paisaje, con su cono perfecto y nevado, dominando el Lago Llanquihue. Muy similar al Monte Fuji de Japón, su cumbre es de relativamente fácil acceso, ya que se puede acceder con relativamente poca ayuda.
Desde la altura se puede ver también uno de sus cráteres extintos, en sorprendentes tonos rojizos y aprender de su importante historia geológica.
La erupción de su vecino, el volcán Calbuco, en el 2005, cubrió de cenizas sus laderas y alrededores. Todavía se percibe hacia su cumbre el gris acerado de las cenizas y las formaciones rocosas de origen volcánico con que el Calbuco cubrió al Osorno.
Más abajo la vegetación ha cobrado aún más fuerza, estimulada por el efecto fertilizante de las cenizas, reviviendo el verde del bosque y el sotobosque. En el camino de regreso, es una excelente idea visitar los Saltos del Petrohué.